Comentarios al Primer Programa, «Solistas de Enigma», de la XXIII Temporada de la OCAZEnigma

COMENTARIOS AL PRIMER PROGRAMA, «SOLISTAS DE ENIGMA», DE LA XXIII TEMPORADA DE LA ORQUESTA DE CÁMARA DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA «GRUPO ENIGMA» (OCAZENIGMA)

        Juan José Olives

Solistas de Enigma

No deja de ser en cierto modo redundante el título de este primer programa de nuestra XXIII temporada. En realidad, en gran parte de nuestros conciertos todos los miembros de la OCAZEnigma actúan como solistas dado que las plantillas de cada obra exigen el concurso de un solo instrumentista a solo por cada parte. En esta ocasión, los cinco solistas de nuestra orquesta que actúan en este programa lo son en virtud de la idea previa de dar cabida en la programación de la OCAZEnigma a una propuesta, ya hecha tradición, que recorra desde el abanico clásico de las formaciones de cámara (quintetos, cuartetos, tríos) a la intervención de un único instrumentista. El programa de hoy, especialmente íntimo, contiene exclusivamente obras para dúo y para solo y se desarrolla a través de un repertorio que combina el contraste t17917243_1615175185189599_2115879118934700823_oímbrico, la variedad estilística y el planteamiento formal, a la vez que muestra las posibilidades técnico-expresivas de los instrumentos que en él participan.

En una estrategia que caracteriza desde siempre la labor de la OCAZEnigma, el concierto de hoy incluye tres obras de compositores españoles, dos de las cuales son de riguroso estreno. Vale la pena, por tanto, que nos detengamos muy brevemente en la biografía de los autores de estas dos obras.

Carlos Satué (Fabra, Zaragoza, 1958) realizó estudios de música en el Conservatorio de Zaragoza y posteriormente de composición con Francisco Guerrero en Madrid. Ha sido ganador de varios premios de composición como el Ciudad de Alcoy (1990 y 1996) , el Cristóbal Halffter de órgano (1992), el Ciudad de Tarragona y el Ciudad de Sabiñánigo, el premio especial Sacem (2003) y el A.E.O.S (2005).

Su obra Julia-1.376,0.078, para flauta en sol, es el primer título o número de una serie de piezas estrechamente relacionadas denominada genéricamente Ciclo de escape. Esta primera pieza para flauta en sol “parte -nos dice el compositor- de materiales elaborados a partir del Conjunto de Julia que han sido calculados en el punto del plano complejo (-1.376, 0.078), lo que da título a la pieza. La18056427_1316851948384581_2649001174846239547_o simetría que aporta el modelo matemático va a ser el concepto compositivo principal. Ésta se aplica a los distintos parámetros musicales y también es tenida en cuenta en el tratamiento de multifónicos, sonidos percusivos, interacciones de la voz humana con el sonido de la flauta y otros elementos que son exclusivos del lenguaje propio del instrumento.”

Eduardo Pérez Maseda (Madrid, 1953), realiza sus estudios de música en el Conservatorio Superior de Música de Madrid y, como becario, en varios cursos internacionales de composición. Es, asimismo, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido premiado con el Nacional de Polifonía del Ministerio de Cultura (1982), el Isaac Albéniz de la Generalitat de Cataluña (1984), el Musician´s Accord de Nueva York (1986) o el Festival Mundial de la S.I.M.C. de Ámsterdam (1989), entre otros. Es autor de varios libros como El Wagner de las Ideologías. Nietzsche-Wagner, Biblioteca Nueva, 2004, o Alban Berg, Círculo de Bellas Artes, 1985. Es asimismo utor de las óperas: Luz de Oscura Llama, estrenada en Madrid en 1991, y Bonhomet y el Cisne, estrenada en el Teatro de La Abadía, en 2006.

De las Cinco pequeña piezas para violoncello y piano su autor nos dice: “…en la combinatoria instrumental de mi música de cámara no se había dado, hasta el momento, la posibilidad de una conjunción de tanta y tan rica tradición como el dúo de violoncello y piano.” […] Si, inicialmente, “mi idea fue escribir una obra en un único trazo y de cierta complejidad formal, lo cierto es que el trabajo de composición fue variando hacia una visión radicalmente distinta y representativa de lo que podría considerarse un person17620221_1298581273544982_3930086000925539241_oal “paisaje interior.” Nos encontramos, así -continúa diciendo el autor- “ante … una serie de piezas breves, con una cierta autonomía individual, y con un carácter expresivo y formal diferenciado que, sin embargo, no pueden ser entendidas por separado de manera individual.”

Poco más se puede decir ya de la trayectoria musical de Luis de Pablo, uno de los compositores veteranos más reconocidos en el panorama de la música contemporánea española y europea. De Soirée, el propio autor nos comenta: “En 1972 Mme. Salabert se mudó de casa…(y) tuvo la idea de celebrarlo con un concierto de cámara en su nuevo domicilio. Así, pidió a algunos de sus compositores una pequeña obra. […] Yo le escribí esta Soirée, para clarinete en si bemol y violín. Pese a lo ocasional de su nacimiento, no la considero solo obra de circunstancias: hay en ella un juego formal que ha merecido el suficiente interés de los intérpretes como para hasta la fecha salvarla del olvido.” Escrita en medio de la serie para orquesta Éléphants Ivres y de otras obras que en aquellos años incidían en la recreación de obras del pasado (Éléphants Ivres está basada en un Motete de Victoria), Soirée está escrita casi al modo de una serenata transmutada en la que los papeles de los dos instrumentos, en una estructura nada recargada aunque efectiva, se intercambian sus líneas de intervención.

Edison Denisov (Tomsk, Rusia, 1929-París, Francia, 1996) escribió esta técnicamente exigente y, a la par, inspirada Sonata para clarinete solo en 1972. Escrita en dos movimientos, siguiendo13305197_1215894508451004_8673223434253303179_o la estructura Lento-Rápido, se ha convertido en una pieza central del repertorio para clarinete. Desarrollada a partir de un motivo inicial de tres sonidos, sometidos a todo tipo de amplificaciones, variaciones rítmicas y de altura, la Sonata emplea, además del uso realmente expandido de los registros naturales del instrumento, una serie de recursos y efectos (cuartos y tercios de tono, cortos glissandi, distintos tipos de frullato, diferentes formas de ataque de los sonidos, etc.) que el clarinete expone a partir de sus propias cualidades sonoras y técnicas específicas. La Sonata fue estrenada en Moscú por Lew Michailov, a quien está dedicada, en enero de 1974.

La Disco-Tocatta de Guillaume Connesson es, en cierto modo, un homenaje nostálgico a la música de las discotecas de finales de los años setenta del siglo pasado. La partitura “toma prestado -nos dice su autor- dos elementos”. Por un lado, “la afirmación obstinada de la pulsación rítmica” y, por otro, “ciertas fórmulas 12771641_969604653109314_7882574992978016373_omelódicas características de riffs de cuerdas (frases intermitentes repetidas a menudo).” “El movimiento rápido e incesante -continua el autor- me hizo pensar en la toccata barroca, en la que el virtuosismo instrumental se convierte en la principal fuente expresiva.” Una vital conexión entre las músicas populares y ciertos giros del barroco han llevado a Connesson, sin resistirse al placer de una mezcla entre divertida y provocadora, a componer esta pequeña pieza. La obra fue estrenada en Rouen en marzo de 1994.

El Nocturno para violín de Kaija Saariaho (Helsinki, 1952) es un homenaje póstumo a Witold Lutoslawski. Escrito, a instancias de la orquesta de cámara Avanti, en 1994, año del fallecimiento del compositor polaco, la obra recoge ciertos ecos y procedimientos del concierto para violín y orquesta en el que, por aquella época, estaba trabajando la autora finesa. El Nocturno, interpretado por John Storgards,
se estrenó en Helsinki poco menos de un mes después del fallecimiento del compositor polaco.

Tanto la Sonata para violín y piano (1953) como las Tres miniaturas para clarinete y piano (1956) de Krzysztof Penderecki (Debica -Polonia- 1933) son obras de juventud, casi ob
ras de estudio, que el hoy reconocido compositor polaco compuso cuando contaba 20 y 23 años de edad respectivamente. En las dos obras, la influencia fundamental de Bartók es innegable, pudiendo encontrarse, además, en la primera, ciertos rasgos a lo Shostakovich y, en l12227738_1640229722883099_4666549999455537314_nas res miniaturas, lejanas T
resonancias, rítmicas por ejemplo, de Stravinsky o Prokofieff. El plan formal de las dos partituras -según el esquema lento/rápido/lento- es similar. Sin embargo, mientras que en la pieza con clarinete la estructura interna de cada miniatura contiene, a su vez, una sencilla división ternaria, en la Sonata para violín Penderecki recurre al tratamiento interno de temas contratantes binarios y ternarios -según los movimientos- propio de la forma de sonata, si bien reducido, en este caso, a la mínima expresión. De cualquier manera, las dos obras son producto que denotan una espontánea frescura y una inspiración desenfadada.

Juan José Olives

Director titular y artístico de la OCAZEnigma

Enero de 2018