Comentarios al Primer Programa, «Solistas de Enigma», de la XXIII Temporada de la OCAZEnigma
COMENTARIOS AL PRIMER PROGRAMA, «SOLISTAS DE ENIGMA», DE LA XXIII TEMPORADA DE LA ORQUESTA DE CÁMARA DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA «GRUPO ENIGMA» (OCAZENIGMA)
Juan José Olives
Solistas de Enigma
No deja de ser en cierto modo redundante el título de este primer programa de nuestra XXIII temporada. En realidad, en gran parte de nuestros conciertos todos los miembros de la OCAZEnigma actúan como solistas dado que las plantillas de cada obra exigen el concurso de un solo instrumentista a solo por cada parte. Leer más →
Sobre «Erwartung» de Arnold Schönberg
Este escrito apareció formando parte de las notas de programa de uno de los conciertos del XXXIII Festival Internacional de Música de Canarias.
Aunque en esas notas comenté también las obras de otros dos compositores, os dejo aquí, casi a modo de separata, los párrafos que dediqué al monodrama Erwartung de Arnold Schönberg.
Juan José Olives
Sant Cugat del Vallés,2 de mayo de 2017
SOBRE ERWARTUNG DE ARNOLD SCHÖNBERG
En solo 17 días, entre agosto y septiembre de 1909, Arnold Schönberg escribe Erwartung (Expectación), un ‘monodrama’ para soprano y orquesta de unos treinta minutos de duración. Nos encontramos en la llamada época atonal del compositor, el período comprendido aproximadamente entre 1908 y 1914, año del comienzo de la Gran Guerra. Iniciada con las Piezas para piano op. 11 y los Georgelieder, op. 15 , la atonalidad (término que el propio Schönberg siempre rechazó) vino a reflejar y a constatar en la práctica el ideario schönbergiano de la emancipación de la disonancia, concepto que, dicho en pocas palabras, suponía la equiparación de disonancia y consonancia, y que conduciría, por diferentes senderos, a la consecución en 1923 del método dodecafónico. El término de lo disonante no sería ya el de la resolución, más o menos diferida, en lo consonante, sino el de su permanencia en una recíproca igualdad de condiciones. Dejando de lado otras consideraciones ahora imposibles de abordar, lo cierto es que la música de Schönberg de esos años se proveyó -más que la obra de ningún otro compositor- de unas características sonoras verticales y horizontales, y por ende, rítmicas y de textura, que la hacían expresamente idónea para ser la manifestación de la morbidez y la exacerbada subjetividad del expresionismo.